Querer simplificar nuestra vida o vivir con menos es algo muy subjetivo. Tu menos va a ser diferente a mi menos y lo que cada uno entendamos por simplificar también va a ser diferente.
Pero lo que es universal para todos es que en este camino de simplificar y vivir con menos, antes o después vamos a deshacernos de cosas que ya no necesitamos.
El problema es que hacer una limpieza a fondo de tus pertenencias puede ser un poco abrumador, sobre todo si no recuerdas la última vez que lo hiciste.
Y sí, ponerte en serio a ello te llevará tiempo, y surgirán problemas que igual no esperabas, pero también será una inversión en ti mismo.
Primero, porque te ayudará en tu camino de simplificar tu vida y vivir con menos.
Segundo, porque reducir la cantidad de cosas que posees tiene beneficios que mejorarán tu casa y, por lo tanto, tu vida.
Para facilitarte esta limpieza a fondo y que la empieces con buen pie, aquí tienes 6 consejos que espero que te ayuden:
1. Ten claro por qué quieres vivir con menos
Todos llegamos a este deseo de querer vivir con menos por diferentes motivos, pero es importante no quedarnos solo en la superficie del motivo y pensar en por qué queremos realmente hacerlo.
Para muchos, la motivación viene del estado de nuestra casa, por ejemplo, si nos hemos quedado sin espacio de almacenamiento o si nos cuesta mantener la casa limpia.
De hecho, deshacerse de todo lo innecesario es el primer paso para conseguir una casa que sea más fácil de limpiar. También es un primer paso importante antes de ordenar la casa, porque no perderemos tiempo buscando un sitio a cosas que no necesitamos.
Puede haber otros muchos motivos para querer vivir con menos. Tal vez quieras cerrar etapas del pasado o puede que vayas a mudarte a otra casa pronto y no quieras mover cosas innecesarias.
Sea cual sea el motivo, saber por qué quieres hacerlo no solo te mantendrá motivado, también te ayudará a no “perderte” en el camino, y empezar a tirar por tirar, por ejemplo.
2. Visualiza lo que quieres conseguir
Imagina cómo será tu casa y tu día a día en ella una vez termines de hacer esta limpieza a fondo.
Si quieres hacerlo para que todo tenga un sitio, ¿cómo es tu casa ahora? ¿Qué cambia en tu día a día ahora que todo tiene un sitio y mantener el orden es más fácil?
Este consejo tiene un poco de trampa porque mi intención no es solo darte otra fuente de motivación. También es ahorrarte la frustración que ocurre cuando nuestras expectativas no se cumplen.
Yo recuerdo imaginarme que solo me quedaría con lo que me hace feliz, que apenas tendría cosas sobre las superficies y que podría deshacerme de algunos muebles porque tendría muchas menos pertenencias. Y todo esto me lo imaginaba en una casa decorada con colores neutros y muy luminosa.
La realidad fue muy diferente.
¿Los motivos?, que hay objetos que me hacen falta aunque no me hagan feliz. Que deshacerse de cosas no tiene nada que ver con decorar y que no vivo sola, y la otra persona tiene todo el derecho del mundo a no querer deshacerse de sus cosas.
Que no ocurriera exactamente lo que me imaginé me provocó mucha frustración.
Solo después me di cuenta de que mis expectativas no eran realistas, y de que deshacerse de cosas es solo un primer paso, no el destino final.
3. Piensa en tus circunstancias y necesidades presentes (y futuras)
Antes de ponerte a llenar bolsas, piensa por un momento en tu vida, en tus circunstancias y en lo que necesitas tener.
Esto es importante porque una vez te pones a tirar, la sensación de ligereza que experimentarás te puede hacer querer seguir tirando cosas hasta que llegas a un punto en que tiras por tirar.
No creo que le pase a todo el mundo, pero a mí sí que me pasó y acabé deshaciéndome de cosas de las que ahora me arrepiento.
Para no llegar a este punto lo mejor es tener una idea clara de qué cosas necesitas en tu vida, ahora y en el futuro.
También es importante para lo contrario, si tienes claro qué necesitas realmente y qué no, dejar ir ciertas cosas que no necesitas será más fácil.
Para ayudarte con esto, he creado un imprimible con preguntas que te ayudarán a ganar claridad sobre tus circunstancias. Es gratis y puedes llevártelo rellenando el siguiente formulario:
4. Prepara la logística
Planificar nunca viene mal y esto no es una excepción. Por eso, antes de empezar, párate a pensar en estos tres pasos:
Cómo lo vas a hacer
¿Qué suena mejor para ti, hacerlo por habitación o por categoría?
¿En mini sesiones, por ejemplo, solo la mesita de noche, o solo los zapatos, o todo el dormitorio o toda la ropa de una tacada?
No tienes que casarte con tu decisión, y posiblemente acabes haciendo un poco de todo, pero decidirlo de antemano te da un plan que seguir.
Cuándo lo vas a hacer
Si prefieres ir poco a poco e ir haciendo mini limpiezas, puedes decidir hacer una de estas mini sesiones cada día.
Si, en cambio, prefieres hacer una categoría o una habitación de golpe, entonces tendrás que planificar muy bien el día, porque siempre nos lleva más tiempo de lo que creemos.
Por ejemplo, revisar toda tu ropa, desde la interior hasta los abrigos, te puede llevar tranquilamente cuatro o cinco horas (contando con que tendrás que parar para comer de vez en cuando).
Qué vas a hacer con lo que ya no quieres
Todo lo que ya no quieras tendrá que salir de tu casa en alguna dirección. Puede ir a la basura, puedes donarlo o puedes intentar venderlo.
La decisión es personal y no debes sentirte culpable por optar por una opción u otra. No todo el mundo tiene las mismas opciones cerca a la hora de donar cosas, por ejemplo.
Si optas por donar, empieza por investigar tus opciones para saber qué aceptan y qué no.
Yo en todos estos años he donado a un montón de sitios distintos, así que recuerde:
- La iglesia de mi pueblo (ropa, juguetes)
- La biblioteca municipal (libros normales, libros de la carrera)
- El refugio de animales (mantas, sábanas, toallas)
- Tiendas de segunda mano sin ánimo de lucro (de todo)
Si optas por vender, tienes que asumir que llevará tiempo y trabajo (sacar fotos, subirlas a las plataformas que vayas a usar, mensajearte con gente, recibirlos en casa o enviar los paquetes…).
Puede merecer mucho la pena hacerlo, pero hay que tener paciencia.
5. Haz una ronda rápida antes de empezar
Reducir la cantidad de objetos que tienes puede parecer fácil, pero muchas veces no lo es. Por el camino te encontrarás con cosas sobre las que te costará mucho decidir qué hacer.
Una forma fácil de empezar y que te pondrá en modo deshacerse de cosas es con una ronda rápida por casa.
Coge una papelera y una bolsa y ve por toda la casa metiendo en la papelera cosas que sean para tirar y en la bolsa cosas que sean para donar o vender.
La idea es ir rápido y solo coger lo más obvio que vayas viendo sin rebuscar por los armarios.
Cosas como comida caducada, envases vacíos, tickets de la compra que no necesitas, un par de zapatos incómodos…
Si en esta ronda encuentras algo que no está en la habitación en la que debería estar, aprovecha para llevarlo a su sitio. Así tendrás la mayor cantidad de cosas donde deberían estar cuando te pongas con una categoría o habitación concreta.
6. Entra con la mente abierta y no te pongas etiquetas
Si tu objetivo es solo hacer una limpieza a fondo, deshacerte de lo innecesario y luego olvidarte, todo lo anterior te vale y podrías incluso hacerlo en un fin de semana (aunque sería un fin de semana muy intenso).
Pero si la palabra minimalismo ya está en tu vocabulario, y lo que buscas con esto en un cambio de estilo de vida, entonces tienes que darte tiempo, mucho tiempo.
Y digo esto porque es difícil ver esas fotos de casas diáfanas, que desprenden paz, y oír las historias de personas a las que el minimalismo les ha cambiado la vida y no querer eso mismo para nosotros, y quererlo ya.
Pero no es solo que esas casas y esas historias no siempre son reales, sino que incluso cuando lo son, no se consiguen de un día para otro.
El minimalismo no es un curso intensivo que haces y al acabar te dan el título de minimalista (una de esas etiquetas que nos damos a veces y que sería mejor que no lo hiciéramos).
Bien entendido, el minimalismo es una herramienta que te ayudará a ver las cosas desde otra perspectiva y a conocerte mucho mejor.
Por el camino te harás preguntas que te harán replantearte cosas, por ejemplo cómo quieres pasar tu tiempo libre o qué tipo de ropa quieres. Responder a estas preguntas lleva tiempo, y un poco de acierto y error (y habrá errores) hasta que llegues a un punto en el que estés a gusto con la respuesta.
Y esta respuesta te la replantearás en el futuro, porque el tiempo no se detiene en un punto estático solo porque nos guste, y nuevas experiencias o conocimientos nos harán cambiar de opinión en muchos aspectos.
Por eso digo lo de entrar con la mente abierta, porque entrar en el minimalismo con ideas preconcebidas e intentando copiar lo que vemos en otros es garantía de fracaso y frustración.
Recorre el camino a tu ritmo, hazle más caso a tu instinto que a lo que digan los gurús del minimalismo del momento y tómatelo como una oportunidad para aprender, sobre ti mismo y sobre las cosas que en su momento más te interesen.
Por ejemplo, gracias al minimalismo hoy sé muchísimo más sobre moda y estilo de lo que sabía cuando empecé, y eso se nota en mi armario.
Como dije al principio, cada uno tenemos una idea de lo que vivir con menos significa para nosotros, una idea que además va cogiendo forma y cambiando según pasa el tiempo y pensamos sobre ello.
Pero el comienzo de este camino es muy parecido para todos y espero que estos consejos te ayuden a empezar con buen pie.
Recuerda llevarte el cuaderno de trabajo para ganar claridad sobre tu motivo y tus circunstancias:
Irene
Me ha gustado mucho y tengo que decir que estoy totalmente de acuerdo. He pasado por la fase de tirar cosas que me he arrepentido más tarde.
Hoy por hoy, voy con cabeza. En breve nos mudaremos a un piso más pequeño y tendré que dejar atrás muchas cosas, pero lo haré con sentido y propósito, no por el subidón que da llenar bolsas.
Qué bien Elanor, aunque da rabia arrepentirse después, esa fase te ha enseñado a no tirar por tirar. Mucha suerte con la mudanza.
Pase por una separación muy dolorosa