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Problemas que aparecen al deshacerte de cosas

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Cuando empezamos algo queremos terminarlo. Da igual lo que sea, esa sensación de empezar algo y dejarlo a medio hacer no le gusta a nadie. 

Si has decidido deshacerte de cosas que ya no necesitas o quieres, es muy probable que aparezcan problemas en el camino que te dificulten las cosas y te impidan dar por completamente terminado el proyecto.

Algunos de estos problemas hacen que todo el proceso te lleve más tiempo del que esperabas, otros te frustrarán, y otros, los peores, pueden hacer que desistas y abandones esa idea inicial de hacer una gran limpieza de tus cosas. 

Yo he pasado por todos los problemas que menciono en esta entrada, y la verdad, no son agradables. 

Algunos son la causa de nuevos problemas, y otros te dejan pensando que en realidad el problema eres tú y no tus cosas. 

La realidad es que en cualquier situación, conocer de antemano los problemas que pueden surgir nos ayuda mucho a estar preparados cuando llegan y la probabilidad de superarlos aumenta. 

Por eso, y para que puedas afrontarlos mejor, aquí está la lista de los problemas que a mí me frenaron en su momento a la hora de deshacerme de las cosas que ya no quería en mi vida: 

Tu familia no colaborará

Un día te das cuenta de que tienes demasiadas cosas por casa que no se usan, de que el trastero, además de lleno de trastos, ha llegado al límite de su capacidad y de que tu armario está lleno, pero te pones siempre la misma ropa una y otra vez. 

Y decides que vas a hacer una limpieza a fondo, a deshacerte de todo lo innecesario, y, si además estás interesada en el minimalismo o en vivir con menos, que vas a quedarte solo con lo que realmente es importante y dejar ir el resto. 

Pero que tú veas todo esto super claro no significa que otros también lo vean así de claro. 

Y forzarlos a que se unan a tu causa no es una buena idea. 

Primero porque todos somos diferentes, y lo que para uno es demasiado, para otro puede ser lo necesario, o incluso poco. 

Y segundo, porque las cosas es mejor hacerlas porque queremos y no porque nos están obligando a hacerlas.

Sí, puedes obligar a los demás a que se deshagan de las cosas que no usan, y es posible que consigas que lo hagan solo para evitar un conflicto, pero intenta ponerte en su lugar, y en cómo te sentirías si te obligarán a deshacerte de cosas sin tú quererlo realmente. 

Céntrate en tus cosas y no toques las de los demás. 

Y tampoco esperes que simplemente por el mero hecho de verte a ti haciéndolo, va a salir de ellos el querer hacerlo también. No pasará y si esperas que pase solo conseguirás frustrarte y posiblemente enfadarte. 

Si quieres leer más sobre cómo superé yo este problema, viviendo con alguien que NUNCA se deshace de nada (con amor lo digo:) ) tengo una entrada sobre ello:

Leer más: Cómo deshacerse de cosas cuando no vives solo

Te llevará más tiempo de lo que crees, habrá caos antes del orden y será estresante

Esto ya lo sabías pero no viene mal recordarlo. Vaciar el armario y luego decidir prenda por prenda si te la quedas o no lleva tiempo.

Tener toda tu ropa tirada por el suelo y sobre la cama hará que parezca que tu habitación ha explotado.

Decidir qué hacer con algunas cosas supone un esfuerzo extra y puede ser un poco abrumador. 

Todo esto ocurriendo a la vez, el tiempo que nos lleva, el caos y el esfuerzo de decidir, puede agobiarnos un poco. Ya no digamos si a mitad de faena tienes que parar porque es la hora de comer o tienes que salir de casa, y sabes que el caos te estará esperando cuando vuelvas. 

Como evitar estas cosas no es del todo posible, lo más fácil es estar prevenidos de que van a pasar para así gestionarlas mejor. No es lo mismo tratar con cosas con valor sentimental pensando que será super fácil, que sabiendo que vas a experimentar muchos sentimientos y que te llevará tiempo decidir qué hacer con cada cosa. 

Una de las cosas que sí puedes controlar es el tiempo que le puedes dedicar.

Si quieres hacer una limpieza de tu ropa toda a la vez, no es realista pensar que lo vas a poder hacer en una hora. Tendrás que buscar un día en el que de verdad tengas varias horas libres, y en el que preferiblemente tengas la comida o la cena lista en la nevera. 

Pero si solo tienes una hora, puedes dedicarla solo a una parte de tu armario, por ejemplo zapatos y bolsos, y no tocar nada más. 

Depende de ti totalmente cómo lo quieras hacer, de golpe o en mini sesiones, pero lo importante es ser realistas con el tiempo que nos llevará y saber que siempre tendemos a subestimar el tiempo que nos llevará hacerlo. 

Mujer decidiendo entre dos bufandas. Problemas al deshacerte de cosas

Hay cosas que son muy difíciles de decidir qué hacer con ellas 

No todas las cosas son iguales. Tirar los bolis secos es fácil. Deshacerte de la ropa que nunca te pones cuesta un poco pero es posible. Deshacerte de un objeto con valor sentimental es prácticamente imposible. 

Todos tenemos cosas que por diferentes motivos, nos cuesta mucho decidir qué hacer con ellas. Igual es porque fueron un regalo de alguien, porque nos costaron mucho dinero, porque pensamos que algún día nos harán falta…

Y son estas las cosas que más nos frenan, porque literalmente no somos capaces de decidir qué hacer con ellas. Da igual si decidimos conservarlas o dejarlas ir, nunca estamos convencidos al 100% de nuestra decisión. 

Más allá de recomendarte que cierres los ojos y te deshagas de todas sin pensar, aún no se ha inventado una solución infalible para decidir qué hacer con estas cosas. 

Pero lo que sí puedes hacer es pararte a pensar en cuál es el motivo que te impide deshacerte de estas cosas. Una vez conoces el motivo, es más fácil racionalizar si es válido o no. 

Puedes leer sobre los diferentes motivos con los que te puedes encontrar y cómo gestionarlos en esta entrada: 

Leer más: Por qué deshacerse de algunas cosas es tan difícil

Tienes que guardar cosas aunque no te gusten o no te hagan feliz

Hay mucho escrito sobre quedarse solo con lo que te hace feliz y deshacerse de todo lo demás. Esto no es realista, y normalmente quien lo aconseja no suele decirnos que lo hagamos de manera literal.

Pero cuando la idea te atrae y te dices que vas a intentar rodearte solo de lo que te hace feliz, cada vez que te topas con algo que no te gusta lo más mínimo pero que tienes que conservar, es inevitable sentir frustración. 

Yo tengo muchas de estas cosas, pero hay una que es el ejemplo perfecto: los pantalones para la lluvia. 

Te pongo en situación: vivo en Holanda y no tengo coche. La bici es mi medio de transporte principal. En Holanda llueve mucho. 

¿Y qué pasa si vas en la bici mientras llueve? que te calas. ¿Y esas fotos de holandeses en la bici con un paraguas que quizás hayas visto?, te aseguro que no son lo normal. Paraguas y bici no casan bien. 

Por eso la solución más común por aquí es el traje para la lluvia. Un chubasquero y unos pantalones que te pones por encima de la ropa normal. 

Yo, como casi todo el mundo, paso del chubasquero porque para eso están los abrigos. Pero los pantalones sí son necesarios. Eso, o pasarte el día con los pantalones mojados. 

Pero son un incordio, ocupan sitio en el bolso, sientan fatal, se enganchan en los zapatos cuando te los pones y te los quitas, sientan fatal, cuando los pones a secar mojan el suelo, ¿he dicho que sientan fatal?

Si pudiera deshacerme de ellos sería la persona mas feliz del mundo, pero no puedo. Y como esto hay más cosas. Cosas que no me hacen feliz ni quiero tener a la vista, pero que tengo que conservar. 

Aceptar esto de antemano ahorra muchas frustraciones cuando lees que lo ideal es tener solo lo que te hace feliz, y que si necesitas algo que no te hace feliz busques una alternativa o lo guardes en el fondo de un armario. 

Al acabar, el resultado no se corresponderá exactamente con la imagen que tenías en mente

Cuando algo nos supone un esfuerzo esperamos ver un resultado, un antes y un después. Si me tiro dos horas limpiando la cocina de arriba a abajo, al acabar quiero que la diferencia a cómo estaba antes sea visible (aunque solo lo sea para mí).

Lo mismo pasa cuando haces una limpieza a fondo de tus cosas. Te imaginas tu casa y tus cosas una vez acabes, y lo ves todo ordenado, la casa más despejada, más limpia, los libros ordenados alfabéticamente… 

La realidad es que el cambio suele ser muy pequeño, al menos a grandes rasgos. 

Si antes había 30 libros en una estantería y ahora hay 20, el cambio es mínimo.

Un armario con las puertas cerradas se ve igual independientemente de cómo esté de lleno. 

Si antes no mantenías el salón a prueba de visita sorpresa permanentemente, es poco probable que empieces a hacerlo ahora. 

Lo que vemos nos llama la atención, lo que no vemos lo ignoramos. Por eso mucha gente siente que ha hecho todo ese trabajo de deshacerse de cosas para nada porque el cambio en su casa no es muy visible. 

Pero el verdadero cambio van a ser cosas que experimentamos en el día a día y que mejoran nuestra vida: 

Al no tener que mover cuatro cosas en un armario para acceder a lo que necesitas. 

Cuando limpiar es más fácil porque hay menos cosas en la estantería del baño. 

La próxima vez que necesites un papel importante y lo encuentres a la primera. 

Ahórrate esa frustración de pensar que has hecho el trabajo para nada porque no ves ningún cambio, y céntrate en valorar los pequeños pero potentes cambios que irás experimentando cada día. 

Bandeja con productos para el aseo sobre un lavabo

Los siguientes dos problemas se dan más si además de deshacerte de cosas innecesarias, te estás embarcando en la idea de vivir con menos o del minimalismo:

Lo que te hace feliz no es necesariamente lo que quieres tener a la vista

En estos movimientos o estilos de vida se hace mucho hincapié en quedarse y rodearse de las cosas que nos hacen felices, que son importantes para nosotros, etc. 

Eso está muy bien, pero muchas veces las cosas que nos provocan felicidad cuando las vemos no son cosas que queremos tener por casa a la vista. 

Por ejemplo tus peluches de pequeño, la camiseta de tu primer novio, el vaso que te llevaste “prestado” de un bar aquella noche épica…

A veces es por la estética que queremos darle a nuestra casa, a veces es porque nos daría vergüenza si alguien viera estas cosas, y en ambos casos, los motivos son válidos, si la decisión es tuya al 100%.

Ni tienes que tener estas cosas a la vista porque alguien te dice que así serás feliz, ni tienes que tenerlas guardadas si no quieres. 

Haz lo que te parezca a ti mejor, pero asume de antemano que muchas de esas cosas que te hacen feliz no van a ir necesariamente con la decoración de tu casa, sobre todo si le quieres dar una estética minimalista.

Muñecos con valor sentimental en una estantería

Se puede volver adictivo 

Si hay algo básico en esta vida es que cuando algo nos gusta queremos repetir. 

Uno de los problemas del minimalismo es que la sensación que experimentarás al deshacerte de cosas se puede convertir en una adicción. Te sientes ligero, liberado y cuando se te pase el chute de endorfinas querrás repetir. 

Cuando llegas a este punto estás tirando por tirar, sin un objetivo claro de porqué lo haces y sin distinguir unas cosas de otras. Ya no hay diferencia entre una sartén vieja y una herencia familiar.

Si llegas a este punto, para durante un tiempo. 

Las cosas no se van a mover de donde están, y es mejor que vuelvas a ellas cuando hayas superado esa “adicción” y puedas pensar con más claridad. 

El minimalismo como estilo de vida puede ser muy beneficioso para mucha gente pero siempre que lo adaptemos a nuestra vida y a nuestras circunstancias. En la siguiente entrada puedes leer consejos para conseguirlo:

Leer más: Cómo adaptar el minimalismo a la vida real

Una sola camiseta colgada de una percha

Saber qué cosas tienes, por qué y dónde es la base para tener tu casa bajo control, y para esto, hay que hacer una buena limpieza de vez en cuando. 

Para empezar esta limpieza con buen pie, en esta entrada tienes 6 consejos muy útiles:

Leer más: 6 consejos para vivir con menos y simplificar tu vida

Espero que conocer los problemas que pueden surgirte al deshacerte de cosas te ayude a llevarlos mejor o incluso evitarlos para que no tengas que dejar tu objetivo inicial, sea cual sea, a medio cumplir.

Irene

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Esta entrada tiene 7 comentarios

  1. Ch

    Muchas gracias por responderme y tus consejos. Creo que al final mi mudanza será dentro de 3 meses finalmente y a otra Comunidad Autónoma pero no a otro país. Por lo que intentaré estar unas semanas sin pensar tanto en cada objeto que tengo porque no estoy ni durmiendo bien. Salvo que seguiré con lo que me compren por Wallapop y los anuncios que me faltan por poner ahí, que cuanto antes mejor. La verdad que cuando me dan dinero me pesa menos deshacerme de las cosas y encima si alguien paga por algo es más probable que lo use. Pero sí, necesito salir de la obsesión con este tema. Y uno de los motivos por los que he decidido irme de Madrid es porque la situación de la vivienda me lo hace pasar mal. Siempre compartiendo piso, en espacios pequeños y que me echen por circunstancias de los caseros y que me un mes o menos para irme. Me estoy replanteando incluso lo de irme al extranjero porque no quiero acabar igual que en Madrid con el tema vivienda.

    En estos años compartiendo me he topado con personas minimalistas y acumuladoras y he comparado sus procesos de mudanza y también vi cómo una una compañera nos dejó casi todas sus cosas y que dice ahora que echa de menos algunas. Me chocó cómo decidió mudarse de un momento a otro y dejó cosas que incluso eran necesarias en el momento, como una mascarilla FFP2 sin abrir, y lo que decidió llevarse fue la comida y súper poca ropa. Una minimalista de verdad de repente. Después de eso ha tenido unas cuantas mudanzas más, como yo.

    Quizás te escriba al e-mail después de mi medio-descanso de pensar en este tema.

    Muchas gracias

    Veo que a los hombres les cuesta mucho menos ser minimalistas por su socialización, en la que ellos no se decoran.

    Eres la única a la que he leído decir que hay que hacer un parón cuando el desechar te está haciendo mal. Mucha gente diría aquí que el problema está en nuestra cabeza por no alcanzar el desapego y que hay que ver los motivos que hay detrás que te hacen sentir arrepentimiento porque son cosas a curar… Pero no se puede una cambiar la mente de repente ni incluso en años.

  2. Carmen Marcano

    Me gustó todo el contenido, yo quiero regalar muchas cosas o simplemente sacarla y quedarme con lo mínimo, tengo tantas cosas y no necesariamente de gran valor , la gran mayoría no las uso,pero aún no o me he decidido a avanzar. no se cuándo comenzar

    1. Hola Carmen, dar el paso a veces intimida un poco. Sigue pensando en tus motivos para deshacerte de cosas, cómo esperas que cambie tu casa… y tarde o temprano te llegará la motivación para empezar. Aunque aún no hayas «empezado», en realidad ya estás avanzando mucho, porque estás pensando sobre el tema y tomando decisiones en tu cabeza que te facilitarán mucho el trabajo más adelante. Un saludo

  3. Maria Elena

    Tiempo después piensas: que tuve que me deshice de aquel vestido tan hermoso o los zapatos, el collar que tanto me gustaban?

    1. Cierto, hay cosas de las que nos deshacemos y luego nos arrepentimos, y, a veces, las echamos mucho de menos. No podemos volver atrás en el tiempo para recuperarlas, y precisamente por ello, deberíamos usarlas como una lección. Una lección sobre qué es importante para nosotros y qué no, sobre no tomar decisiones demasiado rápido, basadas solo en una pregunta de sí o no o pensando solo en el presente y no en el futuro. Al final, todos cometemos errores por lo que lo mejor que podemos hacer es aprender de ellos. Gracias por tu comentario

      1. Ch

        Yo me he arrepentido también de haber regalado ciertas cosas. Yo siento que me veo obligada a reducir y al minimalismo porque llevo 9 mudanzas en 7 años y algo, y próximamente me toca mudarme de ciudad y quizás de país. Entonces me puse más extricta regalando cosas que me sentaban bien y me gustaban por tener menos número. Ya con criterios tipo: lo que se arrugue fuera para no planchar, lo que no sea de la paleta de colores seleccionada fuera (y así se fue fuera un pañuelo que me gustaba, por ejemplo), lo que me ha dado tiempo a disfrutar muchos años, tengo más de ese tipo y no le tengo tantísimo apego fuera…

        Cada año tengo meses de ver muchos videos de minimalismo para resetear mi mente y ser menos acumuladora (y eso que compro muy poco pero las cosas llegan a mí de otras maneras), pero al final me angustia y me alegra ver alguien que está en un punto más medio. Pero también es enfocado a alguien que no tiene que mudarse todo el tiempo y en espacios pequeños.

        Pero, por ejemplo, tras regalar unos pendientes que me gustaban pensé: pero si no ocupaban nada. Y encima por lo que parece la receptora los ha perdido por tantas cosas que le di. Más rabia me da si no los va no siquiera a aprovechar alguien.

        Por una parte tener menos te da libertad de movilidad pero por otra cada vez que tengo que hacer depuraciones pienso que ojalá tener un sitio fijo porque el proceso de decisión sobre cada cosa es desgastante y luego lidiar con el arrepentimiento a veces. Ya tengo como una obsesión pensando cada día sobre cada cosa que tengo, si conservarla y a quién dársela o por cuánto venderla, etc. Ahora veo que cuando viví en un sitio fijo acumulaba pero no tenía problema porque había espacio para todo.

        Y ya me pesa no haber hecho depuración grande en la casa de mis padres a la que hace tiempo que no voy (allí tengo cosas de la infancia y adolescencia).

        Irene, se ve mucho trabajo detrás de este blog y quizás no estás ganando dienero con ello (yo es que también tengo uno desde hace 12 años y cero rentabilidad), así que gracias por tu esfuerzo. Me gustaría saber cómo acabaste en Países Bajos y si mudaste tu casa entera. Y me da curiosidad ponerte cara.

        1. Muchas gracias por tu mensaje, resume muy bien la situación de las personas que se tienen que deshacer de cosas por causas externas, como mudanzas o falta de espacio, y no por un deseo intrínseco de querer hacerlo. Yo soy una de esas personas y me identifico con todo lo que has dicho. Cuando llegué a ese punto en el que me deshacía de cosas que perfectamente podía haber conservado, como te pasó a ti con los pendientes, me di cuenta de que lo había llevado demasiado lejos y paré durante un tiempo. Sé lo difícil que es, y más si te vas a mudar próximamente, pero, si puedes, intenta no pensar en ello durante unas semanas ni tocar tus cosas. A veces necesitamos reducir el ruido que hace algo en nuestro cerebro para poder pensar con más claridad y para ordenar nuestras prioridades.
          Me mudé a Holanda porque mi pareja es de aquí y no me traje todas mis cosas de golpe sino en varios viajes.
          Te agradezco tu interés en mí, si quieres seguir hablando puedes mandarme un correo al mail que está en la pestaña de contacto y hablamos por ahí. Un saludo

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