Si alguna vez has ido de vacaciones con amigos sabes que en el mundo hay dos tipos de personas, los que planifican hasta el último detalle del viaje y los que no.
Los primeros disfrutan investigando el destino con semanas de antelación, planificando las actividades de cada día, comparando precios, … Y los segundos, seamos sinceros, disfrutan sabiendo que el viaje está organizado sin tener que hacer ellos demasiado.
Al final del viaje, lo que todos vamos a recordar son las experiencias, los sitios nuevos, las risas… y todo lo que ese amigo, que lleva un agente de viajes frustrado en el interior, ha hecho por nosotros, pasa un poco desapercibido.
Pero toda esa planificación previa ha ayudado a que el viaje salga más barato. También nos ha ahorrado estrés, por ejemplo, al no ir a un sitio popular en la peor hora o al conocer los horarios en que los restaurantes sirven la comida y la cena.
Por eso, si pertenecemos más al segundo grupo, lo primero que deberíamos hacer es agradecer al amigo planificador su esfuerzo. Lo segundo, es intentar aplicar algo de esa planificación a nuestra vida.
Porque cuando nos vamos de viaje nos aseguramos de tener todo lo necesario. Si no lo tenemos, lo compramos con antelación buscando la mejor relación calidad precio. También nos informamos de los horarios del país al que vamos, de cómo funciona el transporte público…
En nuestra vida normal hay muchas cosas para las que podemos prepararnos con antelación de esta manera, tanto para ahorrarnos estrés, dinero o simplemente para hacernos la vida más fácil.
Leer más: La importancia de la planificación en el hogar
En esta entrada voy a centrarme en cómo prepararnos para los imprevistos más frecuentes, esos que aunque sabemos que es probable que ocurran, no podemos saber a ciencia cierta cuándo ocurrirán. También puede que no nos ocurran nunca, pero precisamente por esa naturaleza de probable, es importante estar preparado por si acaso.
Estas circunstancias pueden ser positivas o negativas, pero lo que todas tienen en común es que son situaciones que se salen de nuestra rutina, y por lo tanto, no solemos pensar en ellas hasta que ocurren.
Otra cosa que tienen en común es que nos producen estrés, incluso las positivas. Estrés porque rompen nuestra rutina, porque necesitamos algo y no lo tenemos, porque es una situación nueva para nosotros…
Evitar este estrés completamente no es realista, de hecho, estar completamente preparado para todo es imposible porque la vida es impredecible. Pero lo que sí podemos hacer es prepararnos para estos y otros imprevistos con antelación, para que cuando pasen, si pasan, no nos enfrentemos a ellos partiendo de cero.
Situaciones en las que necesitamos un tipo de ropa especial
Hay eventos en los que tenemos que vestir de una determinada manera y no hacerlo puede ser visto como una falta de respeto.
Para algunos, como bodas, bautizos y comuniones, tenemos mucho tiempo para comprar lo necesario porque recibimos una invitación con antelación.
Pero otros pueden surgir de repente y podemos no tener el tiempo suficiente para ir de compras, lo que nos puede generar un problema. Un ejemplo de esto son los funerales.
Para estos eventos, y otros en los que tengamos que vestir diferente a como lo hacemos a diario, por ejemplo, una entrevista de trabajo, tenemos que pensar si ya tenemos todo lo que necesitamos para formar un conjunto completo, tanto en verano como en invierno.
Si no puedes crear estos dos conjuntos con lo que ya tienes en el armario, haz una lista de lo que te hace falta para ir comprándolo con tiempo y poder incluso aprovechar las rebajas.
Tener invitados
Me encanta tener invitados en casa, cocinar para ellos y como buena gallega, darles más comida de la que físicamente puedan comer.
Pero además de estas reuniones más o menos preparadas con tiempo, he tenido invitados que se han quedado en casa durante más de una semana. Familia que se ha quedado en casa sin estar nosotros e invitados sorpresa que necesitaban un sitio para dormir de última hora.
Y cada vez aprendo algo nuevo sobre cómo hacerles la estancia más fácil.
Cosas como por ejemplo:
- Tener cepillos de dientes nuevos siempre en casa.
- Poner luces con sensor de movimiento en los pasillos, para cuando se levantan al baño por la noche y no encienden la luz para no molestar o porque no encuentran el interruptor.
- Tener algo para entretener niños si no tienes niños pequeños, como libros de colorear o algún juego.
- Tener zapatillas de andar por casa extra. No soy de las que obligan a quitarse los zapatos en casa, pero a veces alguien viene con botas en invierno y prefiere quitárselas para estar más cómodo. En estos casos, viene muy bien poder ofrecerles unas pantuflas por muy cutres que sean.
- Tener un juego extra de las llaves por si necesitan salir de casa sin ti.
- Tener cargadores de móvil extra. Los que van a dormir en casa suelen tener el suyo propio, pero los que vienen solo a cenar o comer no, y es muy raro que uno, dos, o todos, no necesiten cargar el móvil a la vez.
Estancia en el hospital imprevista
Cuando el ingreso está planificado y tienes tiempo para preparar la bolsa no pasa nada, pero si un día tu apéndice decide que ya ha tenido suficiente y se da de baja de la vida, te puedes encontrar pasando la noche en un hospital sin nada preparado.
En este caso vas a depender de que un familiar o amigo te prepare una bolsa, pero será mucho más fácil para todos si ya tienes lo necesario en casa:
- Un pijama, una chaqueta o bata y unas pantuflas en un estado decente, ya que te pasearás por el hospital con ellos.
- Cepillos de dientes normales sin abrir en caso de que uses uno eléctrico.
- Ropa y calzado cómodo para el día que te den el alta, tanto si es en invierno como en verano.
- Un antifaz para dormir. Esto es optativo, pero puede ayudarte a dormir mejor, ya que no siempre hay oscuridad total durante la noche en los hospitales.
Teniendo ya estas cosas en casa y guardadas en los sitios lógicos para cada una, será mucho más fácil que alguien pueda encontrarlas y llevártelas al hospital.
Tener un problema de salud puntual
Hay problemas de salud para los que no solemos pedir ayuda a otros, pero que nos impiden hacer vida normal mientras duran, por ejemplo una gripe o una migraña.
Cuando tienes un problema de salud de este tipo, puntual y que aparece de repente, lo último que quieres hacer es salir de casa si puedes evitarlo. Esto incluye ir a una farmacia o al supermercado.
Por eso, una forma de prepararte es asegurarte de tener siempre en casa las cosas que te ayudarán si te pones enfermo:
- Mantener el botiquín al día y tener siempre lo necesario para los problemas de salud más comunes.
- Tener lo que yo llamo comida de emergencia. Esto no es más que tener siempre en casa todos los ingredientes que necesitas para hacer un par de desayunos, comidas y cenas sin necesitar comprar nada a mayores. Esto implica que no van a llevar verdura fresca, porque la idea es que puedas cocinarlas con lo que tengas siempre en la despensa, pero sí pueden llevar verdura en conserva o congelada. Otra opción, si tienes el espacio, es tener siempre comidas listas para comer en el congelador. La idea es que si vives solo o si todos estáis enfermos en casa, puedas pasar al menos un par de días sin preocuparte demasiado por la comida.
- Tener una lista de cosas sin las que no podrías pasar si las necesitases y asegurarte de tener siempre un repuesto en casa. Estas son las cosas que si no las tienes te verías obligado a ir al súper o a pedirle a alguien que fuera por ti. Por ejemplo, si pasas una semana con gripe en casa y te quedas sin champú no es el fin del mundo, pero quedarse sin pasta de dientes ya es un problema. Si tienes mascotas, quedarte sin su comida también sería motivo de tener que salir de casa.
Olas de frío o de calor
Todos sabemos en qué clima vivimos y estamos adaptados a él. Pero a veces puede pasar que vengan olas de calor o que nieve más de lo normal. Equipar la casa, el coche y a todos los miembros de la familia, incluidas las mascotas, con todo lo necesario para unos pocos días es excesivo. Pensar en qué sería lo imprescindible si se dieran estas circunstancias no lo es tanto.
Por ello, haz una lista de los básicos que necesitarías para pasar mejor esos días si ocurriesen y asegúrate de que ya los tienes.
Esta lista va a ser diferente para cada uno, dependiendo de nuestras circunstancias, los distintos miembros de la familia, el tipo de vivienda… lo más importante es pensar en qué necesitaríamos más urgentemente si se diera una de estas situaciones para tenerlo ya en casa.
En este artículo dan consejos en caso de nevada. No todos tienen porque ser relevantes para ti, pero puedes usarlo como inspiración.
Que se interrumpa el suministro de agua, gas o electricidad
Ese momento de pánico cuando abres el grifo y no sale agua lo hemos vivido casi todos y no es agradable. Según donde vivas, estas cosas pueden pasar más o menos, pero incluso si no recuerdas la última vez que te quedaste sin agua o sin luz, en cualquier momento puede pasar algo que te deje sin uno de estos suministros de repente.
Las cosas más básicas que todos deberíamos tener en casa para estar preparados para estas situaciones son agua embotellada, linternas, pilas para las linternas y velas.
A partir de aquí, lo que cada uno consideremos necesario puede variar, pero de nuevo, piensa en qué cosas necesitarías tener en casa si te quedases sin alguno de estos suministros durante unas horas o incluso un día.
Tanto si ya has vivido alguno de estos imprevistos como si no, te animo a que pienses ahora en cómo podrías prepararte mejor para estas cosas.
No se trata de hacerlo todo en un día, sino de ir apuntando qué puedes hacer y qué cosas necesitas comprar para prepararte mejor. Una vez tienes tu lista, puedes ir poco a poco haciendo y comprando lo que sea necesario hasta completarlo todo.
Como dije antes, la preparación total es imposible, pero la diferencia entre enfrentarte a estos imprevistos partiendo de cero o enfrentarte a ellos después de prepararte lo mejor posible será enorme.
Otra situación que aunque no es imprevista, nos suele estresar bastante, es la Navidad, en esta entrada tienes consejos para planificar todo lo relacionado con la Navidad con antelación.
Irene